Por una vez
—Ya está aquí tu hermana favo…
Las palabras mueren en mi boca al
encontrar a mi hermano haciendo las maletas y con una llave que conozco muy
bien en la mano
—Hola Kath...
Saluda mi hermano con un tono
sospechoso y una sonrisa que irradia culpabilidad.
—¿A dónde te marchas?
—Te lo prometo que te lo iba a decir,
pero es que no sabía cómo y la verdad es que me daba miedo lo que pensaras. Yo…
—¡Para! —Le freno antes de que
continúe su vómito verbal.—Ve al grano Ash.
—Vale, te lo soltaré sin más: me voy.
Esas palabras me cayeron como un jarro
de agua fría, esto no podía estar pasando, Ash es mi hermano, mi mejor amigo,
es como mi otra mitad. Me siento dolida porque me lo esté contando ahora y
triste porque se va.
—¿Cuándo te vas, a dónde, por qué... ?
—Me voy en media hora —Me detiene él
ahora— Parto hacia Luboa, para… un viaje de negocios con papá.
Me dice en tono de pregunta, sé que
obviamente me está mintiendo, eso me enfada, sabe que odio que me mienta. Pero,
a la vez me quita un gran peso de encima, pensaba que se iba para siempre ¿Qué
será tan horrible para que no me lo pueda contar, no es un simple viaje de
negocios? ¿Por qué me lo dice ahora? Decido que es mejor no seguir indagando,
creo que será mejor para mí.
—¡Ahhh, vale! —Noto cómo se le relaja
el rostro al creer que me he caído en su intento de mentirme—¿Cómo tienes tu
esta llave?— digo cambiando hábilmente de tema.
—La verdad no sé, estaba colgada en mi
puerta esta mañana con una nota que decía. «Guarda esta llave, por una vez me
será útil tu existencia». Pensaba que me la habías mandado tú.—me dice con un tono
gracioso pero en el fondo asustado.
—Yo no he sido, idiota, es igual a la
llave del Tesoro Real, pensaba que yo tenía la única llave…
—Pues se ve que no…—dice en tono de
obviedad— Bueno, vete que necesito terminar esto.
—Vale, don responsable, ven a
despedirte antes de irte.
—Claro que sí orco, ahora sal de mi
cueva.
Me río por su comentario y después de
darle un efusivo abrazo y despeinarle, salgo hacia el despacho de papá para que
me confirme lo del viaje a Luboa.
Por el camino me encuentro con algo
sorprendente. Absolutamente en todas las puertas del castillo está colgada una
copia de la llave del Tesoro Real con la misma nota que le dejaron a Ashton. Un
escalofrío recorre mi cuerpo. Inmediatamente desecho teorías muy locas, decido
pensar que es una broma de mal gusto y sigo mi camino aún perturbada.
Al llegar a la oficina de mi padre,
más conocido como Joel de Cumbia, toco la puerta y paso sin esperar su permiso.
—Hola Katherine, ¿Qué quieres hija?
—Hola papá, solo venía para asegurarme
de que Ash no me ha mentido sobre lo de vuestro viaje de negocios a Luboa.
Hace una mueca extrañado pero de
repente la cambia como si entendiera perfectamente la situación.
—Salimos en veinte minutos, mi maleta
está allí—Dice señalando hacia el otro lado de la sala, al confirmarlo, le hago
una seña para que prosiga.—Estaremos fuera unos tres días, no te preocupes
hija, no es nada extraño.
Asiento insatisfecha ya que no me ha
dado detalles y tampoco le veo con disposición.
—Por favor Kath, cuida de tu hermana
Meredith y ayúdala con su trabajo de geografía, que sabes que se le da fatal. Y
bueno, intenta que Nate no se meta en líos, que si no volverá loca a tu madre.
Ruedo los ojos y le prometo que haré
lo que me pide. Seguidamente voy corriendo al cuarto de mis padres, mi madre
siempre se encuentra allí y necesito hablar con ella, necesito que me dé una
explicación sobre lo que está pasando.
Al llegar toco la puerta y al igual que con mi
padre, no espero respuesta y entro. Mi madre está sentada en su escritorio
leyendo unos documentos que parecen la verdad muy aburridos. Al darse cuenta de
mi presencia me mira con un gesto extrañado que se torna rápidamente algo
enojado.
—¡Katherine Delancy William, ¿qué te
he dicho sobre llamar a la puerta antes de entrar?!
De verdad amo a mi madre, pero hay
veces que es muy estricta con las normas de educación y protocolo, ya que el
hecho de que vaya a ser una reina maleducada le inquieta bastante.
—Lara Elisabeth William, he llamado a
la puerta. Pero al ver que nadie me respondía he decidido entrar.
La cara de mi madre se relaja y me
sonríe.
—Vale hija, pero que sea la última
vez.— Me dice seria. —¿Para qué vienes?
Coloco una mano en mi pecho haciéndome
la ofendida y le digo en tono de reproche que me ha dolido que no le agrade mi
presencia. Mi madre se limita a reír y entonces decido preguntarle.
—Mamá, ¿Por qué se van realmente Ash y
papá?
Al igual que papá, al principio me mira
extrañada pero rápidamente algo le hace clic en la cabeza, ya que cambia su
expresión totalmente.
—Si Ashton no te lo ha dicho todavía,
ya lo hará a su debido tiempo. Mientras tanto no te preocupes y ayúdame con
estos documentos.
Hago una mueca y dispuesta a quejarme
abro la boca, pero entonces comprendo que mi madre no me va ha decir nada, así
que de mala gana asiento dando a entender que le ayudaré. Va a ser una tarde realmente divertida.
Me ha encantado.
ResponderEliminar¡Quiero leer más!
Gracias Juan por compartirlo.
Animo a Camila a seguir escribiendo, también al resto del grupo.
Merece la pena atreverse a hacer cosas, unas saldrán bien y otras no tanto, pero unas y otras ayudan a descubrir lo que cada uno es capaz de hacer. Siempre es mucho más de lo que creemos.
Confiad en vosotros.
Lourdes Atrio Bermejo