Relatos y poesía 1º y 2º ESO

He seleccionado las palabras finales de una conocida poesía de Antonio Machado (seguro que la reconocerás) y he invitado a las alumnas a que realicen una poesía respetando éstas.

Ellas no conocían la poesía por lo que la experiencia ha  se ha podido realizar con total espontaneidad. Aquí os dejo el resultado:


El viento no pasa
en su casa se queda.
Oyó al Sol pasar,
a las familias en los caminos
y los barcos en el mar.
Escuchó la gloria,
la buena memoria
con  que cantaban la canción.
Los instrumentos sutiles
de las personas gentiles
lavándose las manos con jabón.
¡Hay que pintarse!
Antes de volar
empezaron a temblar,
para luego quebrarse,
las bonitas huellas
de los demás
que en el camino
solían andar.
El precioso camino 
se dejó atrás
con las huellas en la senda.
Ya no se podía pisar
en el bonito camino
hacia el mar.

Floor Tirry




El viento pasa
¡Qué poco me queda!
Veo a la gente pasar
Atravesando caminos
Cruzando el mar.
Ya se me acabó la gloria
Y queda poco en mi memoria
Solo una triste canción.
Hay más personas sutiles
Ya casi no quedan gentiles
de los que se lavan las manos con jabón.
De gris el cielo empieza a pintarse,
ya las aves no suelen volar,
aquí yo, de frío, empiezo a temblar
hasta que mi cuerpo comience a quebrarse.
Arrugadas están mis huellos
que no se pueden contemplar más.
Yo sigo por mi camino
Aunque sea sin andar
Pero, a veces, mi camino
me lleva hacia atrás.
Cuántas ganas me dan de caminar por una senda
aunque sea solo pisar.
Sin tierra no hay camino
sin agua no hay mar.

Amalia López




Microrrelatos Maker Balder



Aprovechando el concurso de microrrelatos encadenados de la Cadena Ser, iniciamos una serie encabezada por un microrrelato, «Practicando Optikey», que se ha presentado al concurso.
Practicando Optikey
Intuyo que los científicos irán desapareciendo. De momento siguen ocupando la habitación y creo que no podría poner un pie en el suelo sin pisar uno. Hace una hora había dos científicos con bata que ahora no están. Desaparecieron cuando no miraba, decido cerrar los ojos, al abrirlos ya no veo a los científicos de batas azules. Vuelvo a cerrarlos y oigo un gran ruido; cuando los abro no queda nadie y oigo gritos en la penumbra del pasillo. Quiero huir pero no puedo mover nada más que los ojos. Con pánico comprendo la verdad: yo también soy científico y ahora no sé si cerrarlos.
El inicio de los microrrelatos coincide con la frase final del último premiado en el concurso. En este caso, hemos escrito con la inspiración del profesor y hemos añadido la de los alumnos. En los casos siguientes ha sido al contrario. De la inspiración de los alumnos, el profesor ha corregido y adaptado los microrrelatos de forma que se cumpla el decálogo de composición de éstos.

Resumen del decálogo del microrrelato.

- El microcuento o microrrelato, tiene planteamiento, nudo y desenlace. El objetivo es contar con un cambio que resuelve el planteamiento de las primeras líneas
- Seleccionar bien los detalles con lo que se describe. Un detalle bien elegido puede decirlo todo.
- Precisión en el contar y en el uso del lenguaje. Seleccionar drásticamente lo que se cuenta y lo que no se cuenta.
- El título es esencial, forma parte de la historia. Con extensión mínima tiene que revelar algo importante.
- Cuentan algo muy pequeño con un significado muy grande.
- Contar cuentos es pintar con palabras, dibujar con escenas para que el lector pueda conmoverse con ellas.
- Piensa distinto, huye de los tópicos, no te conformes.

En este de Javier M. de 2º ESO, se ha corregido la fase final (en cursiva):


Inteligencia superior


Intuyo que los científicos irán desapareciendo. El gran ingenio artificial creado a base de cerebros de cabra ya es capaz de resolver ecuaciones complejas y analizar sintácticamente tres oraciones a la vez. Los profesores ya han desaparecido. Ahora sus conocimientos se han ampliado y cada segundo es capaz de más cosas. Las Naciones Unidas están asustadas debido a la superioridad que el llamado «Supercerebro Caprino» tiene sobre las mentes humanas más privilegiadas. Pero solo unos pocos conocemos lo más preocupante: la máquina pronto deducirá que hay algo más eficiente que un cerebro de cabra.
Aquí he optado por cambiar el final para hacerlo más inquietante, ya que el final original era dudoso: Y lo más preocupante y que las asociaciones de animales temen. Las cabras están al borde de la extinción.

 


«La solución final»


Intuyo que los científicos irán desapareciendo. El robot que construyen piensan que será su gran acto en este gran mundo, pero se equivocan. Construyen una máquina que tiene máscara de Ser. Un a máquina omnisciente, un ser omnipotente capaz de todo. Si lo consiguen todos los trabajos serán destruidos. El robot lo hará todo por nosotros pero, ¿qué será de nosotros? ¿Viviremos cómodos viendo la televisión todo el día? ¿Nos matará a todos? ¿Nos seguiremos reproduciendo? ¿Nos meterá droga por el oído para que el cerebro sea feliz? Para qué serviremos los humanos?¿para disfrutar de la vida? Permitidme que dé una respuesta: siempre unos pocos han tenido todo a su alcance pero, necesitaban que alguien trabajase por ellos. Ese alguien ahora no es necesario.





Los relatos de la mañana

18/10/2018

A las terribles 7.34h de la mañana me desperté. Pensé —¡Oh no! Tengo que ir al colegio… —En cuanto ese pensamiento me pasó por la cabeza mi madre vino a despertarme y le dije que no quería ir, que —¡por favooor…!
Mi madre pasó de mí y me tiré por la terraza de mi cuarto.
Hoy en día estoy reencarnada en la cuarta hija de mi antigua madre y el despertador ha sonado a las 7.34h y los pasos de mi madre resuenan en el pasillo.

Elena I.


Hoy a las 7.30 de la mañana, ha sonado el despertador. Como soy un vago inútil lo puse para que sonase 5 minutos más tarde de lo normal, pero da igual porque lo he ignorado. Otros cinco minutos más tarde me he levantado por fin, pero ya era tarde. Mi despertador es completamente inútil. Antes de ir al cole tenía que alimentar a mi moscasaurio, pero no quedaba comida para él. Así que he ido a casa de Muriel y por el camino tuve que sortear el jaleo que había montado una niña que se había tirado por su terraza.
La casa de Muriel está a 10 días de mi casa, y eso cogiendo el AVE. He cogido el AVE equivocado, me he subido en un AVAVA (Águila Voladora A Velocidad Alta). Mientras iba en el Águila me he dormido y me he caído. He estado nadando durante cinco días en el Atlántico Norte veía el final del agua cuando me ha atacado un ejército de morsas salvajes, afortunadamente, he llegado a una isla que es la más alejada de todo, la isla Checolosaurio. Se llama así porque la habita un dinosaurio checo que vomita comida de moscasaurio, lo malo es que es invencible. Pero, por fin tuve suerte, tenía fiebre muy alta y vomitó todo, hasta quedarse en un saco de pellejos y músculos. Así que tengo ya la comida, lo mal es que no sé cómo volver a casa.

Javier M.



A decir verdad, nunca pensé que éramos normales. María siempre hacía cosas raras en el colegio, como vomitar espuma o tirar piedras al cielo que, al volver abajo le golpeaban la nariz que quedaba con aspecto sangroso. Yo tampoco soy normal. Así lo creo yo al menos. Siempre veo figuras oscuras en lugares con poca gente. En casa suelo ver a mis padres una vez al mes, con todo lo que trabajan no me sorprende. Quizá por eso soy tan raro. Aunque nunca me he sentido como el más raro. Ese honor se lo llevan los niños que buscan comida de moscasaurio, y es que a veces en el colegio se oyen cosas muy raras…

Iker G.

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