Se trata de escribir cosas que no me gustan y cosas que sí me gustan. Podemos hacerlo desde un punto de vista de primera persona o no y esto servirá para creación de personajes.
A modo de ejemplo he escrito en primera persona, pensando en un personaje hipotético, lo siguiente:
Quince (o más) cosas que no me gustan:
No me gustan las patatas fritas congeladas, los bares con
olor a lejía, no me gusta correr por la calle, detesto los apretones de manos
blandengues, oír el fútbol en la radio los domingos por la tarde, me molesta
ver un piercing en la nariz, no soporto el tratamiento de señor más el nombre
ni que los que se supone que tienen que hablar correctamente no lo hagan,
locutores o profesores, por ejemplo. Me horrorizan las faltas de ortografía en
los carteles que se pueden ver por la calle y aún más en los periódicos y
revistas, me asquean los programas de televisión con personas soeces increpándose,
me parecen deleznables ciertos juegos violentos de las consolas, como la Play Stations. Me avergüenzan las
corridas de toros, no soporto a los borrachos ni a los ligones de discoteca o
playa, aborrezco a los violentos y a los abusones. Denigro a los listos que se van
colando en los atascos.
Más de quince cosas que me gustan:
Me gusta la buena
música, clásica o moderna, ópera o jazz. Me encantan los macarrones con tomate
al horno, todos los quesos, el zumo de pomelo Granini, la filosofía y la buena
literatura. Adoro a la gente que piensa filosóficamente y a la gente sencilla y
alegre. Quiero a los niños que sonríen, a los tímidos y a los extrovertidos, a
los traviesos y a los tranquilos. Estimo a los que aman a los animales (pero no
que les den de comer en la mesa con cucharita, ¡a esos no!) Amo el cine,
sobre todo el de Ciencia Ficción, el romántico, la comedia, el francés y el español,
el de pensar y el de entretenimiento. Tocar la guitarra, la fotografía y
el arte, el ajedrez, escribir relatos,
la poesía… todo esto me gusta. Y qué decir de las conversaciones interesantes,
bromear con los amigos y amigas, y abrazarlos y abrazarlas (aunque esto no lo
hago mucho, creo que es algo muy gratificante). En política me gustó conocer al
tribuno de la plebe, los reyes que se preocupaban por su pueblo, los partisanos
franceses, en fin, las buenas personas. En religión también me gustaron las
buenas personas, Jesús y Buda, Lao Tsé y Confucio.
Esto puede ser suficiente para definir mi personaje, visto en primera persona, habría que añadir
otras visiones, que podrían venir de otros personajes, si quisiera hacer una
biografía. Pero puede valer por ahora como carta de presentación. Podríamos decir: «a Lucía no le gustaba la música. Ni siquiera la de OT, que oían todas sus amigas. Tampoco podía soportar las naranjas. ¿no os parece rara?».
Llevo unas 422 palabras y poca acción hay en este relato. Lo que
podemos ver es lo que cuenta el narrador (yo que estoy escribiendo). Claro, el
que lo lea puede sentirse ya un poco aburrido. Puede estar pensando, «cállate
pesado y déjame ver a esa persona de la que estás hablando». Esta es la
diferencia entre ver y mostrar. Lo ideal es que veáis al personaje no que os lo
cuente el narrador. Pero eso quedará para otro día. Ahora voy a ver si pongo a cocer unas
alcachofas.
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