Nuestra creatividad no puede estar parada. Paradójicamente, parece que los alumnos tienen más agobio ahora que en las clases. Tenemos que seguir explorando nuestra creatividad. Si amas la literatura, amas la escritura de verdad, no te pongas excusas. Este esfuerzo intelectual es similar a físico, cuesta ponerse y dedicarle un tiempo al día, pero cuando lo haces las endorfinas te gratifican enormemente. ¡Pongamos nuestro cerebro a hacer gimnasia!
Os propongo a todos que elaboréis una RELATO
Año 2100
Se han desclasificado todos los documentos secretos en el mundo.
¿Cómo es el mundo en este año?
¿Cuánta gente vive?
¿Que pasó con el Covid-19?
¿existe algún tipo de control de la población en el 2100?
Aquí publico algunas entradas en este periodo de cuarentena:
Omisión a la amenaza
Sentí un escalofrío al llegar. No estaba acostumbrada a
entierros. El último al que fui fue al de mamá. Me acuerdo de que ese día hacía
mucho calor y todo el mundo sudaba debajo de los trajes negros y oscuros. Sin
embargo hoy, cuando me acerqué donde iban a enterrar a papá hacía un frío
terrible.
Cuando llegó el momento de adjudicar la herencia, me
sorprendió saber que me había dejado la casa familiar. Pensé en sacarle
provecho, así que me mudé allí.
Todo estaba tal como lo recordaba, por lo que no se me hizo
difícil acostumbrarme a mi vida allí. Me levantaba, limpiaba la casa, me iba a
trabajar y al volver leía un poco alguna novela francesa. Era una vida cómoda y
placentera.
Una mañana estaba terminando de barrer el pasillo. Solo me
quedaba por limpiar el vestíbulo. La puerta que daba al jardín estaba cerrada. Algo
raro, ya que recordaba haberla dejado abierta. Al girar la manilla no se abría.
Repetí el movimiento, pero nada. No había forma. Como iba a llegar tarde al
trabajo, decidí no darle importancia.
La situación fue empeorando. Cada mañana al despertar me
encontraba otra puerta cerrada. Era espeluznante. Al cabo de una semana solo
quedaba abierta mi habitación, el despacho y el pequeño cuarto de baño de la
buhardilla.
Una mañana me desperté y me sobresalté al ver que la puerta
estaba cerrada. Me acerqué hasta allá y no se podía abrir. Solo pude oír unos
susurros al otro lado. Alguien había tomado la casa y por culpa de mi
ignorancia estaba encerrada yo sabía que en algún momento no quedarían más
puertas por cerrar. Pero no hice nada contra ello y ahora no tenía ninguna
salida. Mi vida dependía de lo que hubiera detrás de esa puerta.
Valeria